Todos vivimos momentos de estrés y nuestro cuerpo podría culpar de la situación presentándonos una serie de síntomas que no siempre somos capaces de conectar de forma inmediata a nuestro estado emocional y nervioso. Estas son las señales que nuestro cuerpo puede enviarnos (y es nuestro deber no ignorar).
El estrés en nuestra sociedad está, lamentablemente, en la agenda: deudas, pérdida de empleo, separaciones, duelo pero también, para las personas más sensibles, situaciones menos graves pueden convertirse a la larga en una fuente de gran nerviosismo y preocupación.
Nuestro cuerpo, si somos incapaces de frenar la situación, tarde o temprano nos presenta la factura y lo hace en forma de desórdenes que pueden involucrar a diferentes partes del cuerpo: desde la piel al cabello, desde el estómago al intestino, desde los músculos a las uñas, etc.
Según la Asociación Americana de Psicología, las situaciones estresantes no siempre son malas para nosotros, en ocasiones resultan ser ocasiones importantes que nos hacen crecer y nos enseñan a reaccionar ante todos los retos de la vida. Sin embargo, el problema surge cuando el estrés se ha vuelto crónico, la persona se ha acostumbrado a sus síntomas y ya no presta atención a las señales de alerta que envía el cuerpo.
En su lugar, es importante aprender a "escuchar más" y no ignorar la presencia de síntomas que podrían atribuirse al estrés.
12 posibles síntomas de estrés
- Dolores musculares: las zonas más afectadas son la espalda, el cuello y la mandíbula.
- Caída del cabello: si notas una gran caída cuando te bañas, cepillas o pasas la mano por tu cabello, es probable que un alto nivel de estrés físico y emocional esté en el origen del problema.
- Diarrea: el estrés altera el sistema digestivo. Cuando está demasiado nervioso o ansioso, su cuerpo produce adrenalina y otras hormonas que, a su vez, alteran el estómago y los intestinos.
- Estreñimiento: en algunos casos es al revés, el estrés causa estreñimiento.
- Psoriasis: Esta enfermedad inflamatoria de la piel que provoca enrojecimiento, descamación y picor puede originarse o agravarse en caso de estrés.
- Dermatitis o urticaria: cuando estás nervioso puedes ver problemas en la piel como erupciones de varios tipos.
- Uñas quebradizas o descamadas: Incluso las uñas pueden sufrir un estrés prolongado. Pueden desprenderse, tener líneas o manchas blancas.
- Caspa: el estrés también puede extenderse al cuero cabelludo y causar problemas de caspa.
- Trastornos del sueño: cuando tienes un nivel alto de cortisol, tu cuerpo permanece alerta y es difícil conciliar el sueño.
- Cansancio extremo: puede suceder que aunque no realicemos actividades pesadas siempre nos sintamos cansados, incluso en cuanto nos despertamos por la mañana
- Mala memoria: en algunos casos podemos olvidar donde ponemos las llaves u otros objetos, o dejamos el fuego encendido y salimos, etc. Esto puede suceder porque el cortisol generado por el estrés reduce la actividad del hipocampo del cerebro.
- Mayor irritabilidad: el estrés genera menos dopamina (hormona del bienestar) y dado que existe una deficiencia de esta hormona, cualquier situación puede hacernos perder el control.
¿En cuántos de estos síntomas te has reconocido?
Dado que a la larga el estrés y las dolencias menores pueden convertirse en algo más serio, tratemos de aliviar un poco la tensión haciendo deporte, meditando o practicando yoga, caminando en el green o encontrando otras válvulas de alivio.
Francesca Biagioli