Tan pronto como vemos que un niño se aburre, corremos a escondernos pensando que algo anda mal. Y enseguida nos imaginamos mil formas de ocupar ese tiempo libre, llenándolo de cualquier actividad con el fin de combatir al gran enemigo, el aburrimiento. Sin embargo, desde hace años, los mejores expertos han enfatizado lo importante que es permitir a los niños el "lujo" de aburrirse.
Así lo dice, por ejemplo, el psicoanalista Adam Philips en su libro "Sobre los besos, las cosquillas y el aburrimiento", donde invita a los padres a entregarse al aburrimiento, porque es gracias a él que el ser humano aprende a contemplar la vida en lugar de atravesarla. sin pensar en nada. Y es siempre gracias al aburrimiento que los niños aprenden a descubrir lo que realmente les fascina , más allá de lo que les gusta a mamá y papá. Porque el aburrimiento saca a relucir habilidades y cosas impensables , que de otro modo corren el riesgo de quedar encerradas en un cajón.
¡Y Philips no es el único que lo piensa! Baste decir que entre las muchas investigaciones realizadas sobre el tema, una en particular, realizada por Karen Gasper y Brianna Middlewood de la Universidad Estatal de Pensilvania, mostró que los participantes aburridos se desempeñaron mejor en las pruebas de creatividad que aquellos que se distrajeron con otros. Prueba de que la creatividad humana es estimulada precisamente por el aburrimiento.
Pero si su tiempo libre está completamente lleno de actividades, aburrirse, no hace falta decirlo, se vuelve difícil. Y el problema también concierne a las actividades constructivas , no solo al uso de tabletas y teléfonos inteligentes que, como sabemos, tienden a volver pasivos a los niños. Porque por mucho que el deporte y los cursos diversos sean útiles y divertidos, si son demasiados le quitan espacio a la imaginación y la libertad.
De hecho, el aburrimiento nos obliga a quedarnos en el vacío, en la no acción , quietos y solos, y aunque parece aparentemente anacrónico, dados los tiempos actuales, en realidad es muy importante . Porque estimula una nueva forma de mirar el mundo, más tranquila y reflexiva, ayudándonos desde pequeños a apreciar el silencio y las pequeñas cosas. Planificar la vida de nuestros hijos hasta el más mínimo detalle, aunque a veces es más una necesidad que otra cosa, no es tan positivo como pensamos. Es necesario dejarlos libres, al menos en ocasiones, para que se aburran.
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Laura de rosa
