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Es posible que nunca hayas oído hablar del caracol cono mejor conocido como el caracol marino asesino. Pues bien, este molusco tiene un veneno muy poderoso que, según ha descubierto un grupo de investigación, también es un analgésico mucho más fuerte que la morfina.

Los caracoles marinos carnívoros del género Conus (Conus geographus) usan una neurotoxina para buscar comida y mantener alejados a los enemigos. El veneno contiene péptidos estructurados llamados conotoxinas.

Estos caracoles, a pesar de ser muy lentos, son capaces de capturar a sus presas gracias a estas sustancias con las que están equipados que inyectan a través de una especie de arpón en sus víctimas y, sorprendentemente, son capaces de controlar qué combinación de veneno utilizar y con qué finalidad: caza o defensa.

Pero, ¿por qué estas sustancias venenosas eran tan interesantes? Un equipo de investigación austro-australiano ha descubierto que las conotoxinas son analgésicos mucho más potentes que la morfina.

La investigación fue desarrollada por un equipo de la Universidad de Viena en colaboración con la Universidad de Queensland en Brisbane. Los expertos pudieron decodificar el mecanismo de acción del veneno.

En las 750 especies de caracoles de cono estimadas hasta ahora, hay cientos de diferentes sustancias bioactivas compuestas por tan solo 10 y hasta 40 aminoácidos que forman un péptido específico. Los péptidos individuales, a su vez, interactúan entre sí y se denominan puentes disulfuro. Usando estos puentes, diferentes mezclas de péptidos pueden generar compuestos muy diferentes y estructurados.

Como informan los investigadores, las mezclas de péptidos también afectan el sistema nervioso humano . Dependiendo de la composición, estos pueden bloquear o activar canales iónicos, por ejemplo. Esto es de particular interés en la investigación del dolor, ya que algunos canales iónicos son dianas terapéuticas para la estimulación del dolor.

Como señaló uno de los investigadores, Markus Muttenthaler:

"El principio activo (del caracol cónico) es 1.000 veces más potente que la morfina y no muestra ningún signo de adicción"

Actualmente, la conotoxina (Prialt® ) ya se conoce y se inyecta en la médula espinal para aliviar el dolor crónico. Pero esta nueva investigación, cuyos resultados se han publicado en Chemical Reviews y en el Australian Journal of Chemistry, podría conducir al desarrollo de una nueva terapia para el dolor.

Francesca Biagioli

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