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Se suponía que eran ingredientes de almuerzos y cenas para uso exclusivo de las fuerzas de paz de la ONU en el Líbano, pero muchos de estos productos se encontraban en los estantes de los supermercados libaneses.

Por ello, UNFIL ha abierto una investigación vinculada al fraude y tráfico de alimentos que pone bajo acusación a los hombres de la Organización Nacional de las Naciones Unidas.

Así lo documentó ampliamente el diario español El País según el cual cuatro millones de euros de alimentos no comercializables terminaron en los comercios locales. Para el diario madrileño, los contingentes de Ghana e Italia serían los dos batallones más activos en la reventa ilegal de alimentos.

Por ahora, tanto la portavoz de Unifil Andrea Tenenti como la directora general del Ministerio de Economía, Alia Abbas, entrevistada por el diario, han confirmado las investigaciones en curso, sin dar más detalles.

Mientras tanto, sin embargo, El País ya recogió las palabras de uno de los testigos de RD, un trabajador de la empresa que suministra productos a las tropas, despedido luego de iniciada la investigación por sospecharse de estar involucrado en el asunto. Otros testimonios, entonces, confirmarían que durante décadas la comida Unifil se vende en establecimientos libaneses.

Otra fuente del diario español trabaja para Es-Ko, la empresa libanesa socia del proveedor italiano responsable de la compra y distribución de alimentos a las tropas de Unifil que en 2012 ganó el concurso por 132 millones de euros para los cinco Misiones de la ONU en el exterior.

Para El País "entre 2006 y 2021, la empresa obtuvo contratos multimillonarios para la compra y distribución de alimentos en Unifil". Y según los cálculos realizados por el diario, el fraude ascendería a cuatro millones de euros en cinco años. En esencia, serían los excedentes de alimentos los que han permitido, escribe El País, "el desarrollo de una red fraudulenta rentable".

Cómo funcionó la estafa. La estafa afectaría a cinco puntos de distribución , bajo el mando de Italia, Ghana, Nepal, Malasia e Indonesia. Cada semana, siete camiones que transportaban 80 toneladas de alimentos, en su mayoría productos importados, partían de cada uno de estos almacenes .

Todo estaba cerrado en los camiones con una barra y un código de nota de carga que indicaba la cantidad y los nombres de los productos. El código tenía que ser rubricado por el soldado y refrendado por los empleados del almacén.

Según informó RD en El País: "Antes de salir del almacén, los conductores enviaron la nota de carga con la aplicación What 's a los cascos azules en los distintos puntos de distribución, y comprobaron qué cantidad de la comida solicitada ya estaba disponible en el centro donde se encontraban. titulares. Luego de verificar los excedentes respecto a lo solicitado, se los comunicaron al conductor que no los descargó y los guardó en el camión y luego los vendió en negro ”.

En resumen, un sistema bien probado que duraría años y que ahora se está investigando. Por su parte, el portavoz de Tenientes, sin embargo, precisó que "no se pueden hacer especulaciones hasta que concluya la investigación".

Dominella Trunfio

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