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¿Cómo es que siempre recordamos escribir escuela y no escuela ? Porque tenemos una gran cantidad de conocimientos guardados celosamente en nuestro cerebro, en una especie de "caja de herramientas" y una memoria de trabajo tal que, por ejemplo, podemos crear inmediatamente las letras correctas en el orden correcto .

Escribir una palabra es sencillo sí, pero detrás de esta actividad hay toda una serie de operaciones mecánicas : para escribir, en definitiva, deberíamos tener "almacenado" un vocabulario de palabras escritas y deberíamos ser capaces de reproducir correctamente la secuencia de letras que componen una palabra para escribir. Todas las cosas que, después de una lesión cerebral , pueden no ser tan obvias.

Esta conclusión llega a un estudio internacional publicado en la revista " Brain " que identificó por primera vez las áreas del hemisferio izquierdo del cerebro que son la base del conocimiento sobre la palabra escrita ("memoria a largo plazo") y los procesos que permiten escribir la misma palabra ("memoria de trabajo") . Fue dirigido por investigadores de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (Brenda Rapp, Argye Hillis y Jeremy Purcell) y del Cimec - Centro Mente / Cervello de la Universidad de Trento (Gabriele Miceli), con la colaboración del Sca Studio asociado de Roma (Rita Capasso), que se ocupa de la evaluación, diagnóstico y rehabilitación de trastornos cognitivos y motores en niños, adultos y ancianos.

"Por primera vez hemos identificado las regiones del hemisferio izquierdo que contienen el vocabulario de la palabra escrita (por poner un ejemplo, el conocimiento que nos permite escribir" escuela "y no" escuela ") y aquellas que garantizan una buena memoria de trabajo (el que te permite crear las letras correctas en el orden correcto, por ejemplo, “escuela” y no “stuala” o “scoula”) ”, explica Gabriele Miceli, doctora y profesora de Neurología en el CIMeC de la Universidad de Trento.

Estos son resultados que de alguna manera han permitido esclarecer el daño causado por algunas lesiones cerebrales que, como sabemos, pueden dañar tanto el vocabulario de la palabra escrita como la memoria de trabajo y analizar el equivalente anatómico de esta distinción, han señalado los estudiosos. Se examinaron las lesiones de 27 personas con trastornos de la escritura posteriores a un accidente cerebrovascular que afectaron selectivamente el vocabulario escrito o la memoria de trabajo y las de 6 personas con trastornos de ambos sistemas.

“De esta forma - concluye Miceli - hemos identificado las regiones cerebrales en la base de estos mecanismos y qué ocurre cuando se dañan”. ¿La última meta? Poner en marcha programas de rehabilitación para las personas afectadas por trastornos de la escritura después de lesiones cerebrales y, quizás, darles más esperanzas de una rápida recuperación.

Germana Carrillo

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