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Los francotiradores desde helicópteros ya han disparado a 1.500 camellos, pero la matanza en Australia continúa porque el número por eliminar es de 10.000. Su culpa es la de beber demasiado y de 'quitarles el agua' a los aborígenes.

Mientras crece la ira y la firme condena por esta ordenanza deseada por el jefe de la comunidad aborigen de Anangu Pitjantjatjara Yankunytjatjara, los más indignados ante esta situación son los somalíes que instan a los australianos por todos los medios a que dejen de sacrificar camellos.

El presidente de la Asociación de Pastores de Camello de Somalilandia, Mustafe Cali Deeq, explica que estos animales son "muy valiosos" para los somalíes y "superados" sólo por los humanos.

"La Asociación de Animales de Somalilandia ha expresado su preocupación al pedir a todo el gobierno y al pueblo somalí que trabajen juntos para salvar a los camellos", escribe un usuario en las redes sociales.

Gudoomiye Mustafe Calideeq ayaa sidan yidhiWar saxaafadeedkan haka qayb qaatan sidii caalamka loo gaadhsiinlahaa…

Publicado por Mohamed Gaandaa el miércoles 8 de enero de 2020

Luego dijo que Australia debería salvar la vida de los camellos enviándolos de donde "originalmente" vinieron, es decir, el Cuerno de África, donde estos animales son sagrados y amados. Llamados 'geel', los camellos representan riqueza y bienestar.

Los propios somalíes afirman que los camellos australianos fueron trasladados durante la colonización: de la antigua colonia inglesa (ahora autoproclamada república de Somalilandia) a Australia, entonces bajo el dominio británico.

Cómo fueron las cosas hoy tiene poca importancia. El hecho real es que la matanza continúa y que los camellos difícilmente serán trasladados de un continente a otro. Y la historia es prueba de ello: incluso en años pasados ​​la ordenanza se emitió tras las quejas de la población de que los animales invadirían sus propiedades en busca de agua y su flatulencia contribuiría al calentamiento global.

Cada año, el programa de manejo de camellos prevé el sacrificio de varios camellos por temor a que puedan drenar los pocos manantiales de agua, fuentes preciosas y sagradas para las comunidades aborígenes. Parece que no hay escapatoria para estos pobres camellos salvajes, a pesar de que el Departamento de Energía y Medio Ambiente dice que las emisiones de la vida silvestre no deben considerarse en la estimación de emisiones de un país, ya que no se gestionan a nivel nacional.

Y todo sucede, no lo olvidemos, mientras mil millones de animales han muerto a causa de los incendios que asolan Australia.

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