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Hay dos caminos de activismo contra el uso de la violencia sexual como arma de guerra que son premiados por la Academia de Estocolmo

¡No más violación como arma de guerra! El Congolose Mukwege y Yazida Murad, una ginecóloga, la otra activista, reciben conjuntamente el Premio Nobel de la Paz 2021, ambos firmes partidarios de la lucha contra el uso de la violencia sexual como arma de guerra.

Ambos ponen en riesgo su seguridad personal al luchar con valentía contra los crímenes de guerra y garantizar la justicia para las víctimas. Por eso, el Premio Nobel de la Paz de este año es un premio para todas las mujeres, a su resistencia, a su dolor ante la violencia que con demasiada frecuencia infligen los hombres.

Él, el ginecólogo congoleño Denis Mukwege, ha estado involucrado en la recuperación de mujeres víctimas de violación durante veinte años; ella, Nadia Murad, es una Yazidi iraquí de 25 años que fue secuestrada en 2021 por algunos militantes de ISIS y mantenida como esclava sexual durante tres meses antes de poder escapar.

"Mukwege y su personal trataron a miles de víctimas", explica la Academia Sueca en los motivos del Nobel. El ginecólogo "ha condenado reiteradamente la impunidad por las violaciones masivas y ha criticado al gobierno congoleño ya los de otros países por no hacer lo suficiente para detener el uso de la violencia sexual contra las mujeres como arma de guerra".

En cambio, Nadia Murad fue "víctima y testigo de abusos y mostró un valor poco común al relatar sus sufrimientos y hablar en nombre de otras víctimas".

Este premio conjunto llega diez años después de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó la Resolución 1820 en 2008, estableciendo que el uso de la violencia sexual como arma de guerra y conflicto armado constituye tanto un crimen de guerra como una amenaza para la paz y la paz. a la seguridad internacional.

En un año en el que las mujeres han podido catalizar la atención mundial con el movimiento MeToo sobre una verdadera epidemia de abuso sexual en el hogar y en el lugar de trabajo, el premio ha destacado dos regiones del mundo donde las mujeres han pagado un precio devastador por años de conflicto armado.

La lucha es aún larga y los premios de hoy son una gota en un océano todavía inmenso, pero al menos toda la humanidad empieza a tomar conciencia de tantas aberraciones.

Germana Carrillo

Cobertura de crédito: Ill. Niklas Elmehed. © Nobel Media

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