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En 2021, la Unión Europea prohibió tres insecticidas a base de neonicotinoides debido al alto riesgo ambiental que representan, especialmente para los polinizadores. Pero ahora, Francia, uno de los países más vanguardistas en legislación y protección de las abejas hasta el momento, corre el riesgo de dar un gran paso atrás al permitir que una sustancia prohibida entre en el mercado y en la naturaleza.

De hecho, el gobierno francés ha anunciado su intención de conceder una derogación de tres años a la prohibición de los neonicotinoides. El objetivo es proporcionar autorizaciones de emergencia para el uso de sustancias neonicotinoides debido a las difíciles condiciones de los productores de remolacha. Una propuesta preocupante que no solo rechaza el enfoque en las alternativas existentes, viables y potenciales, sino que también podría inducir nuevas excepciones (por ejemplo, en el maíz).

Recordemos, durante los últimos años, Francia ha estado de alguna manera a la vanguardia en la protección del medio ambiente y la vida silvestre en Europa. Incluso ha mejorado considerablemente las condiciones para las abejas con su 'Ley de Biodiversidad' al prohibir cinco neonicotinoides en 2021, incluidas sustancias que la UE aún no ha prohibido, pero que la investigación científica sugiere que representan un riesgo para las abejas.

El nuevo proyecto de ley discutido en los últimos días en el Consejo de Ministros será votado por el parlamento francés en octubre. Los apicultores, las organizaciones ambientales y los ciudadanos están preocupados y están pidiendo a los parlamentarios que voten en contra de estos cambios legislativos.

Entre los partidarios también se encuentra la coordinación europea de apicultura BeeLife. El intento actual de cambiar la legislación requiere una mayor vigilancia.
Según la legislación de la UE, solo cuando no se dispone de alternativas que cumplan los criterios de eficacia, operatividad, sostenibilidad y practicidad, se pueden emitir autorizaciones de emergencia para productos prohibidos. Desafortunadamente, esta situación tiene un alto precio en el medio ambiente, las abejas y la biodiversidad en general.

La situación en Francia es problemática. El alto riesgo que representan los neonicotinoides para los insectos, especialmente las abejas, se ha debatido ampliamente en la literatura científica en los últimos años, incluso conduciendo a decisiones cruciales como la prohibición de tres sustancias en la UE.

Fuente: BeeLife

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