Green Design significa diseñar respetando tanto el entorno en el que vivimos como la salud y el confort de las personas que crearán y utilizarán el objeto o edificio que diseñamos.
Por lo tanto, no se trata solo de utilizar materiales no contaminantes y reciclables, sino que es un enfoque ético de toda la cadena de producción. Hay que cuestionar los métodos tradicionales para repensar desde cero una nueva forma de producir y construir. La evaluación de la inversión económica y humana a la que nos enfrentaremos, no se analizará en base a la mera razón costo-ingresos, sino a una razón costo-beneficio, tomando en cuenta variables cualitativas y no cuantificables que afectan significativamente a toda la operación. .
Si a todo esto le sumamos el componente solidario, entendido como cooperación y ayuda a contextos en estado de dificultad con la necesidad de satisfacer necesidades primarias, la acción de diseñar se enriquece aún más con sentido y propósito: es un medio para mejorar una situación crítica. incorporando los recursos que aporta el entorno y creando algo útil perfectamente integrado con el espacio natural que nos rodea. La declaración del arquitecto Giancarlo De Carlo es emblemática, argumentando que “la arquitectura se vuelve generosa y significativa para los seres humanos solo si es una extensión suave y delicada del orden natural.
Es interesante ver cómo este pensamiento toma forma en algunas arquitecturas construidas en países en desarrollo donde se combinan mejor los recursos, la funcionalidad y la planificación.
