Los lobos regurgitan comida, especialmente bayas y frutas para alimentar a sus cachorros. Una práctica que podría hacerte volver la nariz pero es un descubrimiento nuevo, que explica un comportamiento poco conocido de estos hermosos animales salvajes.
Una investigación que comenzó en 2021 y fue realizada por el biólogo Austin Homkes de la Universidad del Norte de Michigan en Marquette reveló que la fruta es muy importante en la dieta de estos animales, más de lo que se pensaba, dado que el lobo es notoriamente carnívoro. Además, se encontró que consumen varias bayas y las regurgitan para alimentar a sus crías. Por primera vez se documenta este comportamiento.
Los lobos tienen una merecida reputación como hábiles cazadores con afición por los grandes animales de pezuña como ciervos y alces. Sin embargo, hay varias pruebas de que la suya es una dieta excepcionalmente variada, que va desde castores y pescado hasta frutas.
En 2021, el biólogo Austin Homkes de la Universidad del Norte de Michigan en Marquette se dio cuenta de lo importante que era esta dieta mixta para los lobos. Un grupo de señales de un collar GPS en un lobo llevó a Homkes a un prado en las afueras del Parque Nacional Voyageurs de Minnesota. Homkes, que estaba estudiando los hábitos alimenticios y depredadores de los animales, pensó que se dirigía a un lugar donde el lobo había matado a un animal, pero era un lugar de encuentro donde los lobos adultos llevaban comida a sus cachorros.
Incluso desde la distancia, Homkes vio a varios cachorros reunirse alrededor de un lobo adulto, lamiendo su boca. Este comportamiento estimuló a los adultos a vomitar una comida reciente, que luego fue devorada con avidez por los jóvenes. Después de que los lobos se fueron, Homkes se acercó y vio que las pilas regurgitadas estaban hechas de arándanos parcialmente masticados.
La premasticación no es una sorpresa y pertenece a muchas especies, incluidos los humanos, pero los lobos harían todo lo posible para proporcionar bayas a sus cachorros, incluso cuando la caza no tiene éxito.
Los arándanos fueron masticados, ingeridos y luego regurgitados y entregados a los bebés. Este hábito también lo confirma el siguiente video filmado en el verano de 2021, donde un niño de 1 año devora arándanos.
Antes de este descubrimiento, los científicos pensaban que los cachorros masticaban bayas al azar mientras deambulaban por los lugares de reunión, donde a menudo había arándanos. Una novedad que los dejó boquiabiertos.
Los hallazgos aparecen en la edición del 11 de febrero de la revista Wildlife Society Bulletin.
Fuentes de referencia: Wildlife Society Bulletin, Sciencenews
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