En nuestro país, la (errónea) creencia de que el frío nos enferma sigue siendo muy fuerte. En realidad, ocurre exactamente lo contrario: los niños que juegan al aire libre incluso en invierno (bien cubiertos, por supuesto) son más saludables.
Repetimos una vez más: no es el frío lo que te enferma sino los virus y bacterias que circulan y proliferan sobre todo en ambientes cerrados y muy concurridos (¡los que tienen un hijo en la guardería saben lo que eso significa!). Es aquí donde, gracias a los estornudos, la tos y el intercambio de fluidos corporales como la saliva, los gérmenes pueden pasar fácilmente de una persona a otra.
No hace falta decir que estar al aire libre y jugar al aire libre incluso en invierno es una buena idea precisamente porque en estas condiciones hay menos posibilidades de entrar en contacto con patógenos ya que la circulación del aire hace que su concentración sea muy baja.
Pero no solo eso, jugar al aire libre ayuda a enfermar menos también gracias a la producción de vitamina D que nuestro cuerpo es capaz de sintetizar con la ayuda de la luz solar. Según un documento del Departamento de Salud de Pensilvania, el juego al aire libre en temperaturas frías estimula el sistema inmunológico de niños y adultos.
Es por esta razón que los niños que juegan al aire libre incluso en invierno tienden a enfermarse menos (y estadísticamente).
Ropa adecuada en invierno
Por supuesto, jugar en el frío implica cierto tipo de ropa. El frío no duele siempre y cuando estés lo suficientemente cubierto de acuerdo con la temperatura exterior para afrontarlo.
Es importante prestar atención a las zonas más sensibles del cuerpo como las orejas, la cabeza y la garganta. Los complementos de invierno imprescindibles son, por tanto, el pelo, la bufanda y posiblemente las orejeras. También es útil una chaqueta abrigada, cortavientos e impermeable para evitar que la humedad penetre en el cuerpo.
La palabra clave, una vez más, es sentido común. Los niños deben vestirse como una cebolla de tal manera que siempre puedan cubrirse de la manera correcta dependiendo de la actividad que estén haciendo y la temperatura real a la que estén expuestos.
Otros beneficios de jugar al aire libre incluso en invierno
Pero jugar al aire libre incluso a bajas temperaturas tiene varios beneficios y no solo para la salud. El paisaje invernal, preferiblemente con nieve, ofrece a los niños nuevos estímulos en comparación con el de primavera o verano: hojas caídas, hierba oscura, hielo o incluso nieve.
Los más pequeños tienen la oportunidad de descubrir y jugar con nuevos elementos naturales y ejercitar su cuerpo de diferentes formas.
La ventaja de estar expuesto al sol y producir vitamina D (que incluso los niños a menudo tienen deficiencia) les ayuda no solo a mantenerse en forma física sino también a su estado de ánimo. También aumenta la serotonina en el cerebro.
Pero tenga cuidado con el smog , jugar al aire libre en invierno es bueno siempre y cuando no se encuentre en un área particularmente contaminada. En este caso, es mejor tomarse un tiempo para ir a jugar en otro lugar, en un hermoso parque o mejor aún en la montaña.
