Había estado comiendo patatas fritas Pringles, pan blanco y patatas fritas toda su vida hasta que, de adolescente, empezó a perder la vista .
Y fue la comida chatarra la que le causó este problema, como señala el estudio de caso publicado en Annals of Internal Medicine, que examina la correlación entre ceguera y mala nutrición.
El joven paciente fue visto por primera vez a la edad de 14 años debido a una fatiga crónica e inexplicable, aunque por lo demás parecía gozar de buena salud.
Los médicos, después de haberlo examinado, encontraron que tenía niveles bajos de vitamina B12 y padecía anemia . Luego le administraron inyecciones de vitaminas y le aconsejaron sobre una dieta adecuada.
Después de un año, el niño comenzó a perder el oído y la vista, llegando a la ceguera a los 17 años . Un análisis adicional identificó niveles bajos de cobre y selenio, deficiencia de vitamina B12, niveles altos de zinc, niveles reducidos de vitamina D y densidad ósea.
Luego le diagnosticaron neuropatía óptica nutricional , que es una disfunción del nervio óptico. Si bien esta enfermedad no depende necesariamente de la desnutrición, en este caso habría sido una mala alimentación, y la falta de minerales, lo que provocó la pérdida de visión.
Razón por la cual los investigadores que analizaron el caso de estudio sugirieron que los médicos siempre consultan el historial dietético de los pacientes porque una dieta incorrecta puede tener consecuencias letales en la salud , a veces insospechadas. ¡Básicamente somos lo que comemos!
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Laura de rosa
