Tabla de contenido

La lavanda es un arbusto de hoja perenne espontáneo originario de la cuenca mediterránea pero muy extendido en el sur y oeste de Europa.

Ya entre los antiguos romanos era una planta preciosa, utilizada tanto en baños termales como en decocciones e infusiones, gracias a su característico aroma dulce y relajante. Desde la Edad Media hasta la década de 1700, se utilizó agua con aroma a lavanda para lavar los pisos y, de hecho, el nombre de la planta deriva de su uso en la limpieza.

Hoy en día, la lavanda se usa ampliamente en la medicina herbal por sus propiedades calmantes, relajantes, antiinflamatorias y descongestionantes. También tiene un papel fundamental en la conservación de la biodiversidad: la lavanda, de hecho, atrae a las abejas, sin las cuales desaparecerían cientos de plantas, provocando un fuerte desequilibrio del ecosistema, espejo del daño irreparable que hace el hombre a la Tierra.

De la lavanda obtenemos un aceite esencial dulce y fragante, que podemos utilizar en muchas ocasiones por sus propiedades relajantes y reequilibrantes. Los estudios realizados en humanos después del uso de aceite esencial de lavanda han demostrado una disminución de la actividad cerebral y muscular, así como una mejora general del estado de ánimo.

Alivia los dolores de cabeza, especialmente los relacionados con la ansiedad y el estrés. Podemos aplicar unas gotas directamente en las sienes, con un ligero masaje circular. Es uno de los pocos aceites esenciales que se pueden utilizar con niños, aunque siempre con la debida precaución ya que actúa sobre el sistema nervioso. Unas gotas de aceite esencial de lavanda mezcladas con una cucharada de aceite base, por ejemplo de almendra dulce, se pueden utilizar en el masaje nocturno para niños inquietos, irritables por la dentición, resfriado, dificultad para abandonarse al sueño. En caso de tos y nariz cerrada es útil masajear el pecho con aceite de almendras con unas gotas de aceite esencial de lavanda. Evidentemente esto no sustituye a ningún tratamiento administrado por el pediatra, pero ayuda a aliviar los síntomas de forma natural y sin efectos secundarios.

Las propiedades antiespasmódicas hacen que el aceite esencial de lavanda sea útil incluso en caso de menstruación dolorosa, tensión muscular debido al estrés y dolor de cuello.

Además, actúa como un antiséptico natural suave útil contra picaduras de insectos, irritaciones de la piel y pequeñas heridas que luchan por cicatrizar.

La guinda del pastel, el aroma de lavanda no es bienvenido para los mosquitos, así como el de geranio. Unas gotas de estos aceites esenciales en la piel ayudarán a limitar las picaduras, y es solo una de las muchas razones para plantar un arbusto de lavanda en nuestro jardín o en una maceta en nuestro balcón.

Entradas Populares