Se trata de una especie en peligro de extinción que se sigue capturando, secando al sol y rallando. Estamos hablando del caballito de mar, uno de los animales más fascinantes del mundo que se mata y se utiliza como remedio para la medicina china.
Los caballitos de mar están protegidos por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas, pero en China las tiendas están llenas de frascos que los contienen como si fueran dulces ordinarios. Estos animales marinos se utilizan en la medicina local como poderosos afrodisíacos.
Entonces, entre aletas de tiburón, huesos de tigre y estrellas de mar, se convierten en ingredientes de pociones que según los chinos serían milagrosas. Ya probados por la pérdida de hábitat, la contaminación y la acidificación de los océanos, los caballitos de mar se enfrentan a la extinción.
La más popular es la especie Hippocampus capensis, endémica de Sudáfrica, se estima que la medicina china utiliza más de 20 millones de especímenes cada año que se utilizan tanto vivos para acuarios, tanto para medicina como como souvenirs. Incluso el secado se realiza en la calle.
Uno de los mercados más florecientes es el de Guangzhou en el noroeste de Hong Kong, donde de una manera completamente acientífica, a los pobres caballitos de mar se les atribuyen poderes milagrosos contra la impotencia.
Una práctica obsoleta que se une a muchas otras. Recordamos a los osos lunares ordeñados por su bilis, que se cree que ayuda a reducir la inflamación, expulsar toxinas, mejorar los síntomas de conjuntivitis y hepatitis y curar los dolores de cabeza o los huesos de tigre que se muelen y se usan. para tratar la artritis y otras dolencias comunes, así como la impotencia.
Aún así, los cuernos de rinoceronte, que se cree que curan la fiebre, las convulsiones y las alucinaciones, el pangolín que puede mejorar la función renal, curar el asma y mejorar los signos de la psoriasis, solo por nombrar algunos ejemplos.
En resumen, tradiciones inútiles e insostenibles que no hacen más que socavar el sistema natural ya severamente probado por el cambio climático y la pérdida de hábitat.
Dominella Trunfio
