De la pantalla a las paredes de las ciudades: los dibujos animados colorean el pueblo de Huija, en Taiwán, gracias a tres artistas que no solo han dado una nueva decoración urbana, sino que con su street art han relanzado el turismo y también el precio de las casas.
Está la casa de Blancanieves y los siete enanitos, la de Caperucita Roja y de nuevo los Angry birds, Hello Kitty, Sampei e incluso el maravilloso mundo marino de La Sirenita, pero también las muñecas Daruma.
El primer mural lo hicieron las tres hermanas que estaban en el pueblo para visitar a su abuela, pero luego, cada habitante comenzó a decorar su propia casa y más allá. El arte callejero ha infectado a todo el mundo y todo el pueblo chino se ha convertido en una paleta de colores.
Para pintar están los ancianos, los niños y todo aquel que quiera probar suerte en una nueva forma de crear comunidad.
Es por eso que los murales no son perfectos, aunque en muchos hay una fuerte vena artística.
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