Un barco cargado con toneladas de trigo procedente de Canadá desembarcó hace unos días en Italia y precisamente en Pozzallo en Sicilia. Un video documenta su llegada. Pero, ¿este grano es seguro o está en riesgo la salud de los consumidores debido a que está muy contaminado con glifosato ?
El video (que se puede ver un poco más abajo) fue filmado en la costa siciliana por un productor agrícola que estaba presente cuando el barco estaba a punto de atracar y luego fue publicado en las redes sociales por el eurodiputado del Movimiento 5 estrellas, Ignazio Corrao, quien Inmediatamente pidió los controles necesarios, en realidad un ritual en las importaciones de este tipo.
El barco transporta un cargamento importante (en el video estamos hablando de 30 mil toneladas pero en realidad parecen 19 mil toneladas ) de trigo de Canadá.
El producto está destinado a siete molinos sicilianos que, presumiblemente, lo utilizarán mezclado con cereales locales para elaborar productos horneados, una práctica que lamentablemente se está extendiendo cada vez más en la nuestra para reducir los costes de producción.
¿Por qué tanta preocupación? El hecho de que el trigo sea importado a Italia de países no europeos no es un hecho nuevo, el problema es que en Canadá hay un uso masivo de glifosato , un herbicida que en el continente americano está sujeto a reglas muy diferentes y menos rígidas que en Europa.
El trigo permanecerá estacionario hasta que finalicen los controles y análisis, realizados conjuntamente por los inspectores del Servicio Fitosanitario del Departamento de Agricultura, Sanidad Marítima, Cuerpo Forestal, Inspección Central de Represión de Fraudes y Carabinieri. Se supone que se necesitará alrededor de una semana para saber algo sobre los resultados obtenidos en las muestras de granos.
Mientras tanto, los agricultores sicilianos evidentemente protestan y piden una mayor protección de los productos locales y que se ponga fin a esta competencia desleal.
Nos sumamos a la petición de Corrao y de los laboriosos agricultores de nuestro país: ¡no más trigo tóxico!
Francesca Biagioli
