Incluso los árboles están sufriendo por el cambio climático. Un nuevo estudio de la Universidad de Cambridge ha descubierto que a medida que aumentan las temperaturas, crecen más rápido, pero también tienden a morir más jóvenes.
De hecho, el calentamiento global reduce la cantidad de dióxido de carbono almacenado por los bosques. Si esperábamos que los árboles pudieran ayudarnos a eliminar parte del CO2 que producimos, lamentablemente el cambio climático está limitando este proceso. Según el nuevo estudio, el crecimiento acelerado de los árboles causado por el calentamiento global no se traduce necesariamente en un mejor almacenamiento de carbono. Y la explicación es simple: viven menos.
Durante la fotosíntesis, los árboles y otras plantas absorben dióxido de carbono de la atmósfera y lo utilizan para construir nuevas células. Los árboles de larga vida, como los pinos de gran altitud y otras coníferas que se encuentran en los bosques boreales en las latitudes altas del norte, pueden almacenar carbono durante siglos. Pero el calentamiento global puede reducir su supervivencia en la Tierra.
"A medida que el planeta se calienta, las plantas crecen más rápido, por lo que se piensa que plantar más árboles eliminará más carbono de la atmósfera", explicó el profesor Ulf Büntgen del Departamento de Geografía de Cambridge, autor principal del estudio. “Pero eso es solo la mitad de la historia. La otra mitad no se consideró: estos árboles de rápido crecimiento retienen carbono por períodos de tiempo más cortos ”.
Para probar esto, Büntgen utilizó la información contenida en los anillos de los árboles al estudiar las condiciones climáticas del pasado y del presente. Los anillos son tan distintivos como las huellas dactilares: el ancho, la densidad y la anatomía de cada anillo anual contienen información sobre cómo era el clima durante ese año en particular. Al tomar muestras de árboles vivos y otros de árboles muertos, los investigadores pudieron reconstruir el comportamiento del sistema climático de la Tierra en el pasado y comprender cómo respondían los ecosistemas a los cambios de temperatura.
Büntgen y colaboradores de Alemania, España, Suiza y Rusia tomaron muestras de más de 1100 pinos de montaña vivos y muertos de los Pirineos españoles y 660 alerces siberianos del Altai ruso; ambos sitios permanecieron intactos durante miles de años. Usando las muestras, los investigadores reconstruyeron la esperanza de vida total y la tasa de crecimiento juvenil de los árboles tanto en la era industrial como en la preindustrial.
Descubrieron que las condiciones duras y frías ralentizan el crecimiento de los árboles, pero también los hacen más fuertes, lo que les permite vivir más tiempo. Por el contrario, los árboles que crecen más rápido durante sus primeros 25 años mueren mucho antes que sus parientes de crecimiento lento.
La relación entre la tasa de crecimiento y la esperanza de vida es similar a la que se observa en el reino animal entre la frecuencia cardíaca y la vida útil: los animales con una frecuencia cardíaca más rápida tienden a crecer más rápido pero tienen una esperanza de vida promedio más corta.
“Queríamos probar la hipótesis de vivir rápido, morir joven , y descubrimos que para los árboles en climas fríos, parece ser cierto”, dijo Büntgen. "Estamos cuestionando algunos supuestos a largo plazo en esta área, que tienen implicaciones para la dinámica del ciclo del carbono a gran escala".
El temor es que plantar árboles, muchos árboles, no sea suficiente para salvar el clima.
El estudio fue publicado en Nature .
Francesca Mancuso
