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Felix Finkbeiner era solo un niño cuando se le ocurrió el gran y ambicioso objetivo de plantar un billón de árboles. En 2007 a los nueve años fundó el movimiento “Plant for the Planet” y hoy, gracias a él, hay quince mil millones más. La de Félix, que ahora tiene 22 años, es solo una de las diez monografías recogidas en el libro de Vittoria Iacovella, periodista y autora de televisión, "Me molesto".

De Alemania a China, los protagonistas de I Tackles son diez niñas y niños, de ayer y de hoy, decididos a luchar con valentía por un mundo más justo. Sus historias hablan de la realización de un sueño, de un ideal a realizar a toda costa, de la esperanza de los jóvenes en un mundo mejor.

Está la batalla de Ruby Bridges, la primera niña afroamericana en una escuela primaria de Nueva Orleans, a la que hasta ahora solo asistían blancos; la heroica hazaña de Valerio Catoia, un joven atleta paralímpico que demostró gran coraje, fuerza y ​​generosidad, sin dudar en lanzarse al mar para salvar de las olas a una niña de 10 años; o el conmovedor vuelo con final feliz desde Afganistán de Syed Hasnain, ahora mediador cultural en Roma, que a los diez años llegó a Italia como un inmigrante ilegal escondido bajo el motor de un camión.

Y está Yusra, que huye de la guerra de Siria con su familia, que logra arrastrar el barco en el que viajaba, averiado, hasta la isla de Lesbos en Grecia, poniendo a todos a salvo. Una historia increíble, llena de coraje y tenacidad, que parece salir de las páginas de un libro, hasta la participación en los Juegos Olímpicos de Río como miembro de la delegación especial de deportistas refugiados buscados por el COI.

El libro nació de entrevistas personales con jóvenes. Una historia para cada personaje a partir de su normalidad, las debilidades, incluso los errores, para llegar al momento en el que era necesario sacar a relucir los superpoderes ocultos para poder superar un problema.

"Historias de niños auténticos - lee la introducción del autor - que con su carga de defectos, complejos, límites y miedos, en un momento determinado de sus vidas, ante un problema, han inventado una solución, algo extraordinario. Ningún superpoder para asegurarles que tenían razón, ningún espejo para enviarle una imagen perfecta, ningún paracaídas para garantizar que no chocarían. Simplemente lo hicieron. Miraron a sus monstruos a la cara y siguieron adelante. Rompieron las jaulas, los esquemas, las costumbres, las ideas endurecidas e incrustadas, rompieron las cajas y, al hacerlo, cambiaron un pedazo del mundo, transformándolo en un lugar un poco mejor ».

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