Descubrió un nuevo papel de la irisina, que también actúa a nivel del hipotálamo a partir del cual parten los impulsos relacionados con el hambre y la saciedad.
Los músculos producen una hormona y esta hormona bloquea el hambre. Y si afecta al sistema nervioso central y apaga el estímulo del apetito, la hormona en cuestión también podría ser la solución a la obesidad y una "terapia" para curar la diabetes.
Este es el supuesto alcanzado por investigadores de la Universidad de Bari en un estudio presentado en el congreso de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (Easd), que se está llevando a cabo en Berlín y que podría marcar un punto de inflexión para el tratamiento y la prevención. de la obesidad y la diabetes.
El estudio parte del análisis de la irisina , una citoquina producida por los músculos después de la actividad física capaz de estimular la transformación de la grasa de "blanca" a "marrón", quemando energía y calorías y controlando el metabolismo de la glucosa. De aquí se desprende que la irisina también podría actuar a nivel de los centros hipotalámicos encargados de controlar el hambre y la saciedad, favoreciendo la activación de genes anorexigénicos .
De esta forma, la sensación de hambre disminuiría, favoreciendo la reducción a largo plazo del aporte calórico y, en consecuencia, la pérdida de peso .
"Recientemente - explica Nicola Marrano de la Universidad Aldo Moro de Bari - nuestro grupo de investigación ha demostrado que la administración de irisina durante 14 días en cobayas mejora la tolerancia a la glucosa, estimula la producción de insulina inducida por glucosa y aumenta el contenido de insulina dentro de las células que la producen, así como el número de estas células. El objetivo de nuestro estudio - prosigue - era investigar los efectos de la administración intraperitoneal de irisina sobre la producción de las principales hormonas implicadas en el control del peso corporal y la conducta alimentaria, como la leptina y la grelina ”.
Estos resultados hacen de la irisina un candidato interesante para el desarrollo de nuevas terapias para personas con diabetes mellitus tipo 2, particularmente si también son obesas, pero los científicos se reservan más estudios.
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Germana Carrillo
