Cada flor lleva consigo un mensaje y si hoy el simbolismo es una joya más, en el siglo XIX uno de los pensamientos fijos de los ingleses era descifrar el mensaje que se encierra detrás de un ramo.
Así, por ejemplo, le regalaron un manojo de altramuces, brezo blanco o el petirrojo andrajoso a alguien con espíritu imaginativo, a quien querían desear buena suerte.
Por el contrario, una colección de delfinios, hortensias, adelfas y albahaca estaba destinada a una persona sin corazón y de la que querían vengarse. El lenguaje floral de la época victoriana fue muy popular y se puede comparar con los emoticonos que usamos hoy en los teléfonos inteligentes y las redes sociales para enviar mensajes.
Evidentemente, el lenguaje de las flores también tiene su propio código compuesto por símbolos y significados que, sin embargo, a menudo cambian de volumen en volumen. Tomemos las cardaminas blancas, en algunos diccionarios significan adulación y vanidad vacía, en otros buena suerte, perseverancia y atención.
A lo largo de la historia, las flores han representado facciones políticas, batallas sociales y posturas. En 1890, Oscar Wilde pidió a sus amigos que usaran claveles verdes que de alguna manera representaban su homosexualidad. Luego recordamos el símbolo del clavel rojo del socialismo y también la margarita, solo por nombrar algunos.
La tradición de los diccionarios de flores tiene sus raíces en Francia, donde se acostumbraba intercambiar almanaques florales, a medio camino entre un calendario de mesa y un libro. En 1819, un tomo llamado Le langage des fleurs se convirtió casi de inmediato en la palabra definitiva sobre el tema, aunque entre 1827 y 1923, había al menos 98 diccionarios de flores diferentes en los Estados Unidos.
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Jane Austen y Emily Dickinson utilizaron el lenguaje de las flores no solo en sus escritos sino también en sus cartas personales. Hoy la simbología se ha perdido parcialmente, pero hay quienes incluso antes de regalar una flor se dejan asesorar sobre lo que mejor representa sus sentimientos.
Dominella Trunfio
